lunes, 12 de julio de 2010

¿Hacia dónde va la deuda de la Eurozona?

El pasado 1 de julio venció la línea de crédito extraordinaria a 12 meses ofrecida por el BCE para dotar de liquidez al sistema financiero de la Eurozona y la sorpresa fue que éstos sólo optaran por renovar una cantidad un 37% menor a lo previsto, en los plazos más cortos (3 meses y 6 días) que ofrecía el BCE (artículo Expansión).


Todo apunta a que los bancos usaron en parte está facilidad de financiación del BCE para aumentar sus activos en bonos europeos en un negocio fácil: usando el dinero prestado a bajo interés para colocarlo en deuda soberana a mayores tipos. Esto permitía que salieran beneficiados tantos los bancos por los bajos costes financieros y los gobiernos que podían colocar su deuda a intereses más bajos.


Sin embargo, uno de los interrogantes que han surgido es cómo va a afectar a los bonos de la Eurozona la paulatina retirada que el BCE pretende realizar de la barra libre de financiación a bajo coste.

En los últimos años los grandes compradores de deuda soberana de los bonos de la eurozona han sido sus bancos, que en la actualidad poseen un 26% del total emitido, tal como se aprecia en el siguiente gráfico:






En un interesante estudio de Crédit Agricole sobre la situación de la deuda soberana de los gobiernos de la Eurozona y la capacidad de captación de recursos de los bancos para seguir comprando estos activos, comenta que la retirada de la financiación barata y el incremento de la desconfianza en la deuda soberana de algunos paises puede traer como consecuencia una escasez en la demanda de la misma y por tanto un incremento en el interés de la deuda. Sin embargo, si remite la desconfianza por las medidas que tomen los gobiernos también disminuirá el coste de la deuda de forma rápida.

Así pues, la disyuntiva que se puede plantear es si seguir ayudando a los bancos con un negocio fácil y lucrativo a costa de todos o dejar a los mercados que dictaminen la bonanza de las medidas adoptadas, también a costa de todos.

En todo caso, si no se restablece la confianza en los mercados de deuda europea, siempre existirá la imprenta salvadora del BCE que a costa de todos y en su particular huída hacia delante comprará lo que le echen.


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